Como curar la alergia desde las emociones.
“Lo que para unos es comida para otros es amargo veneno”
Lucrecio
La alergia como alerta
En forma breve
la alergia se puede definir como una reacción exagerada o la hipersensibilidad
del cuerpo y en especial del sistema inmunológico a un elemento externo con el
cual se tiene contacto físico (se
ingiere, se absorbe a través de la
respiración, se toca, etc.) Por lo general el elemento externo o alérgeno no
causa reacción nociva en la mayoría de las personas ya que no representa en sí
un factor de riesgo a nivel médico.
Entonces sobreviene
la pregunta: ¿Por qué aquello que no afecta en absoluto a los demás me afecta
en particular a mí? ¿Por qué la leche,
el polen, el polvo, etc. tienen la facultad de afectar mi condición de salud de
una forma exagerada y violenta, siendo que para el resto de la gente esto es
tan inofensivo como el aire que respiro?
La respuesta a
estas inquietudes puede estar en el funcionamiento de nuestra mente más
específicamente a la parte correspondiente a la memoria. Hay estímulos de
nuestro entorno que generan en nosotros reacciones automáticas de alerta como por
ejemplo: la aparición sorpresiva de
fuego, la exposición de sangre, percibir un movimiento o ruido en la
oscuridad en un lugar desconocido, etc.
Gran parte de nuestra
supervivencia como especie humana la debemos en principio a este tipo de
memoria de alerta que nos permite anticiparnos inconscientemente, bien sea en
fracciones de segundo, a situaciones de riesgo o peligro para de esta forma
alistarnos a actuar en consecuencia como lo ameritan las circunstancias.
Cuando
nuestros sentidos identifican un estímulo que en anteriores ocasiones pudo
haber significado problemas para nuestra integridad, inmediata e inconscientemente se produce una
asociación entre lo que percibimos (olores, sensaciones, evidencias, etc.) y lo
que puede ocurrir en la inmediatez, de tal forma que un olor fétido o
nauseabundo, por ejemplo, nos obliga a tomar distancia del sitio donde se
origina ya que inconscientemente asumimos que esto puede representar una amenaza
para nuestra propia vida (un cadáver, sustancias o elementos contaminantes, etc.).
Los cuadros de
alergia por lo general se manifiestan sobre sustancias inofensivas para la
mayoría de la población y por tanto usualmente no generan ningún estímulo de
alerta. Sin embargo, lo que la mente busca a través de la alergia es también
poner en guardia y alertar sobre una posible situación de riesgo y amenaza que
ha quedado grabada en nuestro inconsciente.
Es decir, lo
que la mente inconscientemente realiza es asociar la presencia de una sustancia
o elemento en el ambiente con algún evento traumático que nos ha sucedido con
anterioridad. El inconsciente enlaza las circunstancias del entorno con el
evento que ha causado fuerte impresión en nuestra psiquis, así la próxima vez
que se perciba este elemento “casual” cerca o en contacto con nosotros, la reacción
violenta y exagerada de nuestro cuerpo nos indicará que en el pasado en
presencia del mismo elemento sucedió un
evento traumático que trastocó nuestro estado emocional y anímico de
sobremanera y que por tanto conviene estar alerta.
Por tanto,
cuando nos enfrentamos a una reacción alérgica primero que nada vaya al médico
especialista y siga sus prescripciones, esto nos evitará muchos inconvenientes a nivel de
salud. Simultáneamente hagamos el ejercicio psicoterapéutico de tratar de
comprender qué es lo que la reacción alérgica le está alertando, qué recuerdo
impactante está trayendo a su presente a
modo de precaución porque desde la perspectiva emocional la alergia es una
alerta inconsciente y defensiva de nuestra mente.
“y es que si eso me hubiera pasado ahora, todo sería diferente”
Cuantas veces
no hemos dicho esta misma expresión cuando la experiencia o el balance de algún
suceso nos es adversa o no del todo satisfactoria; pues bien precisamente ahí
está la clave para superar no solo la alergia sino varias de las enfermedades
que nos aquejan.
De lo que se
trata es de entablar un dialogo con la propia alergia de forma directa. Sacar en claro qué elemento es lo que nos causa la reacción alérgica, a veces
esto no es tan evidente como puede
parecer, requiere algo de observación y atención paciente por parte del propio paciente y tampoco
puede significar una prolífica lista de sustancias o compuestos prohibidos, todo
lo contrario la reflexión nos ha de conducir a la simplificación en cuanto a lo
que nos hace daño.
Un ejercicio
inicial que ayuda a superar los cuadros alérgicos consiste en recordar la última
vez que ingirió aquel producto que se
volvió nocivo pero que en esa ocasión no generó una reacción perjudicial en
usted. Si logramos ubicar en nuestra
mente esa ocasión en que aun aquel producto no me hizo daño, posiblemente
podamos encontrar el momento preciso y las circunstancias emocionales que
propiciaron la gestación de la alergia en mi ser.
Cuando tenga ese
cuadro plenamente identificado corresponde descomponer la escena en sus
unidades constitutivas lo que no es otra cosa que determinar las personas asistentes,
la conversación sostenida o la discusión desencadenada, la reacción o conducta
imprevista de alguno de los presentes, los sentimientos y las sensaciones que emergían
en su interior, entre otros aspectos de importancia para de esta forma esclarecer
el componente emocional que propició la alergia en su inicio.
Con este
insumo en nuestra conciencia posteriormente viene una práctica psicoterapéutica
la cual consiste en recrear y escenificar con la mayor realidad posible ese cuadro
traumático anteriormente descrito, en lo posible trate de estar con las mismas
personas, en el mismo lugar, la misma comida y bebida, hablando del mismo tema
y en general repitiendo aquel suceso, como si nos devolviéramos en el tiempo.
Lo único que debe cambiar en esa puesta en
escena es su propia actuación la cual esta vez debe ser a consciencia, serena,
meditada y por encima de todo de acuerdo a lo que dicta su corazón. Diga lo que
no dijo en aquella ocasión, haga lo que no hizo esa vez, de esta forma,
estaremos reprogramando la asociación inconsciente del trauma con los elementos
circunstanciales del evento, en especial todo aquello que perciben nuestros
sentidos y de entre éstos el elemento
convertido en alérgeno.
El objetivo es
enviar una señal directa a nuestro inconsciente de levantar esa alerta de
alergia por medio de una reprogramación
mental que lo que busca es intentar deshacer
el trauma que ha originado todo este conflicto. Después de hacer todo lo
anterior, intente con suma precaución tener contacto con el elemento alérgeno,
de una forma progresiva, dosificada de tal manera que usted esté totalmente consciente
de lo que está haciendo.
En este punto
lo más recomendable es que alguien al tanto del proceso de curación en el que
usted se ha encaminado lo asista en el proceso de acompañamiento necesario para
volver a tener contacto con el alérgeno, una persona que al igual que usted sepa
del proceso de sanación emocional que está llevando a cabo para graduarle y guiarle
en la toma de conciencia y la recuperación de la confianza necesaria.
Inquietudes
Si ojala
quedaron dudas e inquietudes a partir de esta lectura no dudes en contactarme.
Manuel
Arévalo
Mail: psicoregeneracion@gmail.com
Tel. 628 1706 – 301 509 8068.
Minuto 16: Explicación desde la Biodescodificación
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