lunes, 9 de febrero de 2015



El dolor fantasma se cura viéndolo.

La mayoría de las personas que sufren amputación de órganos (50-80 %) dicen experimentar sensaciones incomodas o dolorosas sobre el miembro amputado (quemazón, picazón, hormigueo, golpe, etc.) tal como si la pierna, el brazo cercenado  estuviera aun unido al resto del cuerpo.  No hay explicación científica aceptada sobre esta afección conocida como “dolor del miembro fantasma”, lo que si se sabe es que gran cantidad de pacientes lo sufren penosamente durante toda la vida sin encontrar un remedio efectivo a este problema.

De acuerdo a los estudios se dice que hay mayor incidencia de padecer fuertes e intensos dolores cuando el miembro amputado presentaba dolor al momento de ser separado del cuerpo y que no solo se padece a nivel de extremidades también es frecuente encontrarlo en remoción quirúrgica de órganos como seno, ojo, cara entre otros.

Una de las explicaciones más difundidas entre la comunidad científica es que el dolor del miembro fantasma  se debe a cambios de neuroplasticidad  en la estructura cortical del cerebro correspondiente al miembro amputado. Los tratamientos para el dolor incluyen fármacos como opiáceos, anticonvulsionantes, antidepresivos, anestésicos, entre otros.

Más allá del dolor mismo, se debe tener presente  el gran trauma que una amputación genera independiente de la personalidad del individuo que la afronta.  Perder un brazo, una pierna es una gran tragedia para cualquiera si se tienen en cuenta aspectos como el prejuicio estético, las posibles limitaciones físicas, entre otros aspectos que como tal tiene hondas repercusiones emocionales capaces de impactar la condición psíquica y fisiológica de la persona.

Desde esta perspectiva, la amputación se puede convertir en un problema sin solución en el sentido que no hay prótesis que iguale  el órgano perdido y en la persona el dolor emocional va colonizando todos o casi todos los pensamientos sin forma de contrarrestarlo.  En esa crisis,  como una forma de dar respuesta a este problema sin solución, la mente busca de una manera radical seguir manteniendo el órgano amputado aunque sea de una manera sensitiva o perceptiva, es decir el cerebro utiliza los recursos que tiene a su alcance (dolor, hormigueo, adormecimiento, etc.) para cumplir este objetivo.

Entonces, el que la persona sufra dolor aunque ya no tenga la extremidad que lo genera es una respuesta de la mente al problema sin solución de haber perdido un miembro.  El cerebro va ayudar a que se sienta aun presente en el cuerpo y como uno siente lo que duele o molesta, no lo que está bien, por ello la experiencia de sentir el miembro con nosotros es necesariamente indeseable.

Los mejores resultados para alivio del dolor se han encontrado con la “terapia del espejo” un procedimiento que trabaja directamente con la mente y que ha sido la salvación de muchas personas en el alivio e incluso la desaparición de dolor con respecto a otras terapias. La forma de proceder es muy sencilla: se le pide al paciente que imagine o visualice que está moviendo la extremidad amputada,  simultáneamente la persona va a estar observando los movimientos de su otra extremidad en un espejo ubicado de tal forma que diera la impresión de ver en el reflejo la extremidad amputada moviéndose, causando una ilusión visual que el cerebro interpretará como el movimiento de la parte amputada.

 Caja de espejo utilizada en las terapias para combatir el dolor en miembro fantasma. Se introduce el miembro sano y se mira en la  lámina de espejo del centro dando la impresión de que las dos extremidades están dentro de la caja.

Desde nuestro enfoque de problema sin solución, un estímulo visual como éste produce en sí mismo una respuesta mucho mas contundente (dada la gran preponderancia que los seres humanos damos a nuestra visión a partir de la misma evolución biológica)  que las sensaciones dolorosas o molestas que inicialmente la mente producía como medio para solucionar el problema de perdida de órgano.

Quizás el éxito de la terapia del espejo consista en que como el shock emocional primario provino de la visión impactante de despertarse sin un miembro corporal que desde siempre nos había acompañado, precisamente sea a través de otro estímulo visual como el del reflejo del espejo como se da una respuesta categórica al problema de perdida de órgano, lo que progresivamente conlleva a que las sensaciones incomodas o dolorosas del miembro amputado no tengan ya razón de ser.

Como lo definen muchos autores de la salud y la medicina, para mi también la enfermedad es una manifestación de un conflicto emocional individual en desarrollo.  La cura para un padecimiento físico se encuentra en uno mismo, en la propia mente entendiendo que ésta se compone de cerebro, inteligencia celular e incluso aquello que llamamos alma o espíritu.  

Una enfermedad no es un castigo divino, ni la suerte que le tocó en la vida,  es un proceso del cual usted ha sido el protagonista pero no por ello significa que sea el culpable, todo lo contrario es un desafío de la vida que nos pone a prueba y que además nos impone categóricamente conocernos mucho mas a nosotros mismos, porque solo nosotros mismos conocemos la forma de solucionar nuestros conflictos y problemas emocionales.

Por tanto las enfermedades son entre otras cosas una motivación mayor para adentrarnos en el fascinante pero aun misterioso mundo de nuestra propia mente y llevar a cabo todos esos cambios que estamos en mora de ejecutar para nuestra salud y felicidad.
Quizás nos llevemos la sorpresa que todo aquello que nos hace sufrir, así como el dolor del miembro fantasma, no está mas que en nuestra propia mente.